20120622

Lulu Princessa

Parte II

Lulu Princessa


Corrí y corrí por todo el edificio buscando la habitación en la que había sido destinada mi preciada gema. Era como una adicción espontánea a todas las cosas bellas (y horribles) que aparecen en la vida, sólo un momento de satisfacciones juntas, significaban un cambio bilateral de 365 grados.
La busqué por todos lados. Estaba arrepentido de haber hecho lo que hice, más ya no tenía esperanzas de que ella lo entendiera, al fin y al cabo Lulu era toda una señorita. Era joven, eso podía ver cualquiera, pero en sus escasas dos décadas de vida robaba corazones y almas como una profesional; Hecho que llevó a mi más profunda perdición.
Lulu era de ojos grises, cabello morocho, una piel suave, manos pequeñas con prolongados dedos, uñas pintadas colores rojo-violeta (de acuerdo a su estado de ánimo), labios de tamaño pequeño aunque en el centro superior presentaba una leve carnosidad recurrente. Sus cejas y pestañas hacían una combinación de glamour, mientras que sus orejas bien pronunciadas, aclaraban la oscuridad con aretes dorados, la mayoría de las veces. Su bijouterie era muy sorprendente. Mañanas he visto colgantes y anillos de figuras amorfas, con sus destellos en oro, plata y hasta diamantes de pequeña índole, sin embargo, solía sorprenderme aún más cuando ella (triste y solitaria) decidía no usar ninguna joya extravagante y ser simplemente lo mas natural. Muchas veces cuando estábamos solos, le pedía que me mostrara sus tatuajes, y bajo su espalda perfecta podía ver un ángel y un demonio unidos por una raiz tribal. Bajo estos dos, un fantasma amigable con dos pequeños cuernos, guardaba su derecha contra los invasores.
Ella era magnificaba. Su silencio rodeaba a la presa con un aire de tranquilidad y excitación a tal punto, que la mente se volvía incontrolable y sólo ella era capaz de dominar las emociones.
Sus largas y perfectamente esculpidas piernas, eran lo único a lo cual un hombre en aquel estado podía aferrarse. Era un viaje fantástico, pero demasiado violento para despertar y saber que ella nunca se quedará tu lado, porque no hay nada que puedas hacer para convencerla.
No hay nada que pueda hacer para tenerla, no es posible amarla, ni mucho menos pedirle que sea mi compañera toda la vida; Lulu simplemente es un espíritu demasiado libre.
Su juventud es un gran enemigo. A veces me gustaría que no fuera como la mayoría de las su edad, y le imploro que me deje comprarle un collar de perlas aunque dinero no tenga. Me rechaza a diestra y siniestra, aunque en el fondo se que me entiende, y muchas veces se ha quedado hasta tarde en mi lecho vampírico.
Ahí en esas ocasiones pude contar los lunares de su espalda, mientras apreciaba lo bien que se siente tener una mujer al lado. En repetidas ocasiones me preguntó porque era un lobo estepario, “¿Porque yo?” y de vez en cuando le respondía con lucidez, mientras que la mayor parte del tiempo no supe que responder.
Se que muchas veces después de amanecer juntos, me hace una larga mirada de aproximadamente 10 segundos, y se va.
Pero esa mañana fue la última mirada.

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