20080708

Banderas rosas, pequeños burgueses



(Parte 2)



Abro la heladera y solo hay cerveza, un poco de fiambre que quedo de ayer, agua con espuma, manteca, un pedazo de queso y algún que otro tomate, o una hierba, da igual. La caja de cigarrillos vacía. Nada que fumar por ese lado, ni por ningún otro todavía.. Tengo que aclarar las mentes cada tanto, poner los cabales en su lugar y progresar en la constante lucha.
Cada segundo, cada minuto perdido en pensamientos ordinarios, que serían insignificantes crímenes cometidos a las victima del dogma, del reglario (una especie de mandamiento) estúpido de la nueva era. Cuando no entiendo, el domingo pega duro. Y ni un policía motorizado puede llegarte a salvar de esa.
La TV es una tremenda basura. Digo, ahora y siempre lo fue, recuerdo ser muy chico apenas unos 13 años, sin demasiadas perspectivas de lo que pasaba en este albergue. En aquellos tiempos la lucha era similar, algunos de calidades soviéticas defendían el enorme caos militar, el caos social, y el cultural inclusive. En aquel entonces, a muchos no nos importaba demasiado lo que se cocinaba detrás de la mirada comunarda
Ardían los deseos de liberación, y por eso comenzaba la tras batalla de comprender a Ernesto, que había hecho, porque lo había hecho, y cuanto podía yo llegar.
Me di cuenta que la realidad me desbordaba. El mundo parecía un lugar excelente para un joven adolescente, alejado de la vida misma, crecido detrás de ramas hermosas cuyas gotas cristalinas (perdidas de somnolencia), despertaban el buen café con leche de cada invierno.
¡Que maravillosos paisajes lo que tiempo atrás jugaba inocentemente en la “montañita” de aquel buen licántropo de amigo, un hombre fenomenal, pero que extraño era vivir antes!
Si, era una ciudad fantástica, pero muerta con toda la energía posible. Quizá todos nos aburguesamos con el tiempo, quizá la gran mayoría intento filosofar y despedazar el poder, pero hoy en día, cada viaje, es un retorno, a las épocas que más he dormido, pero que a la vez mucho más necesite vivir para comprender lo que la burda existencia, de un conglomerado asalariado por mi ignorancia me llevaba a estropearme de rencor.
Rencor a no haber comprendido, el caudal del momento. Rencor a haberme doblegado, de no haberme preocupado por mi mismo, o por hacer algo, detestar a alguien aunque sea de mentiras, y de dejar de coronarme como una especie de personaje que no atrae nada bueno.

No había nada en la heladera ni en ningún lugar de toda la especie. De fondo sonaban The Stooges y su gran disco. Mi casa no era tan divertida como lo que ellos me estaban aconsejando actualmente.
El reloj se asemejaba a las 14:19 si mal no recuerdo, estaba un poco ofendido, de a ratos momentáneo, y cuando más energía tenia me sentía amable, pero hoy tengo que olvidarme de esa estupidez burguesa que perpetro, cada puto instante en que quiero ablandarme.
No es bueno ser blando, no en este momento. ¿Quién puede entonces hablar de banderas y signos libertarios, si el intelecto sentimental no es el adecuado?.....
Hay que tener huevos para llevar la bandera rosa, sin siquiera comprender los colores de las luchas sociales.
Muchos se adjudican millones de perfiles urbanos, anarquistas, agnósticos, gótico, hardcore, satánico, o radical inclusive. Pero ya no es cuestión de no pertenecer a ningún lado, en grupos ficticios de observaciones discriminadas sobre la marginalidad que ellos no parecen comprender, una y otra vez... no es que el mediocre se volvió intelectualoide, el abandonado burgués se hizo honesto y un genio, y que los negros son todos de piel.
Los brutos son de traje, de posición, pelados, quizás. Sacar la lengua no denota humildad, humilde es aquel que se descuartiza a cada paso, en la pirámide, en el escalafón del esclavismo, padeciendo hambre, aquel conocimiento aristotélico que nosotros nunca vamos a entender.
Quizá por dormirnos, en la parte más dura de la historia.
El cambio puede estar cerca, pero hoy en día llevar banderas es un complejo proceso de asociación ideológica.
Retomando banderas, el color rosa es poca cosa. Representa una ideología particular, una ideología burda, y desinteresada por la realidad.
Si bien, es una gran música para deleitar los oídos, es erróneo pensar que con escuchar un poco de post-punk situacionista, o sus derivados, se contribuye a la libertad ideológica, todo lo contrario es una monarquía.
Un simple pensamiento, de lo que la acción debería ser en un joven. Sinceramente, los libros se suplantaron por los culos plásticos, las ideologías por las galas mediáticas, y el pensamiento, la meditación, por una cancha llena de dólares, y figuras semi perplejas.
No es casualidad, que las cosas anden con caños en vez de promiscuidad.
Promiscuidad ante invadirnos de pensamientos subversivos, de necesidad, para levantarse, y dejar los rodillos, los palos de amasar, los garrotes, para los esclavos de sus actos maléficos. Actos incongruentes de desorden existencial y moral. Próceres de la mentira, de la religión, del engaño, mutilación, tortura, dolor, hambre, injusticia, caos, desabastecimiento intelectual, manipulación, represión, dogmatismo... muchas otras variantes...

El celular acababa de sonar. Al final la junta se cancelo, y las pastillas fuertes están sobre la mesa, dispuestas a destruir todo sin importar los medios. Ya no hay paciencia, hay miedo, que sucumbe a las sociedades en una explicación inmunda del totalitarismo.
Son las 14:47 y no pude prender la tuca siquiera. Mi impaciencia por saber a que hora jugaremos al fútbol (si sí, para despejar la mente), impide que me relaje completamente y juegue a conquistar el mundo, con unidades psíquicas, matones musculosos, naves voladoras (OVNIS exactamente), viruses y otras fantasías reales de esos grandes juegos estratégicos-imperialistas.
Si claro, la cultura imperialista nos abastece los deseos de luchar constantemente. Una vez que se es conciente de lo que el poder representa, es más fácil educarnos el futuro incierto, el pasado en metamorfosis, y al existencia friccionaría como un dedo meñique en los pastizales de la lucha constante, del progresismo revolucionario.
La bandera rosa es claramente una muestra de “Quiero hacer algo, pero no se que, y tengo temor de ellos, por lo tanto voy a sentarme a pensar como actuar.”.
Esta sentencia pensadora, tiene dos errores conceptuales.
Temor, claro que esta sensacional tener temor, al fin de cuentas, es él quien hace mover todo dentro de uno, de sacar la energía mas fuerte para golpear conjuntamente. Sin este, nadie nunca conocería la valentía... y creo yo que siendo un tremendo cagonaso, puedo atreverme a sentirme como un valiente también. ¿Y porque no, creerme que puedo ser el caballero andante, valiente, dispuesto a caer en las garras de una joven activa, de color rojizo, naranja, o como más le guste a ella?
Sino... todo lo anterior no tiene sentido, hay que tener miedo.
Miedo de saber que lo que se nos viene encima, es más que un meteorito, es una carga dolorosa de llevar, pero no importa.... ya la sangre esta derramada, lamentablemente y sin PRE consenso democrático, nuestros cheques fueron cobrados antes de vencerse.
Quizá tendremos la de perder, pero a diferencia de ellos, todavía conservamos los valores, y eso es lo más importante en un joven revolucionario. No ser subversivo al pedo, creerse oficialista de acuerdo al momento, y tampoco de hacerse el duro con todo y todos.
Sino ser libre, de saber cuando golpear, con conciencia de lo que sucede, miradas objetivas y por sobre todo no creerle a ningún organismo traidor de izquierda, a ningún dirigente con ánimos de aplastarnos, ni mucho menos al periódico, o la televisión, indicando este último como culto a la decadencia de un imperio artístico, cultural que tantos años nos costo crear...
Todo para que después ellos quemen el duro trabajo de entender el mundo a través de la historia, con sus estúpidas presentaciones en público, revindicando el teatro como su transporte aristocrático, y la ineficacia de su existencia, creadores de vidas alternas detrás de esa estúpida, imberbe, pestilente, amorfa, descorcha cerebros, hoguera, guillotina, escarmiento mongol, que llaman televisión.
De cualquier manera, la bandera rosa es el primer paso, el que abre las puertas a destruir evangelizadores, a destituir las mentiras cotidianas. Pero no debería transformarse en la incredulidad, en el engaño de la descomposición ideológica, la vida está afuera, la música nos acompaña, pero el trabajo es nuestro.
Y así como no existiría reflexión sin ella, tampoco podemos probar la ideología si primero no pasamos por la música.
Pero no confundamos, primero banderas rosas para destapar los oídos burgueses, después banderas rojas, para incomodar a los burgueses.



Carlos Fuentealba, presente. (1966- 5 abril, 2007¿?)