20080913

Cuestiones materiales


(O conversaciones conmigo mismo)


Estuve toda la semana pensando en los sueños, pensando en que hacer, en como hacerlo y lo más importante porque hacer lo que se que debería hacer. Métodos reflexivos de un calibre delirante, pero una reflexión súper necesaria para cualquier procedimiento metódico de mi mismo. Me hubiese gustado dejar atrás todas las cosas que me hacen bien, quiero mostrarle todo lo que conozco para que vea de una vez por todas que soy un buen tipo. No soy inerte a la sociedad, ni soy soluble en desorden social, pero vengo con un plus de ideologías escalofriantes, una cirrosis de prima y un corazón de púas eléctricas. Me siento como la guitarra de Jimmy Page a veces, otras simplemente la aguja que entra en cualquier brazo.
Cambié los discos, pero no encontré nada en el cofre.
“Espejo, espejo, pregúntale a tu hermana” es todo lo que escucho en sueños, ya las violetas
se tornan grises, y que tragedia vagabundear en lechos comunistas sin sentido, tremendas
ambigüedades de todos estos años de puro poder verde.
Tubos cónicos y no tan cónicos de extracciones neuronales que me han llevado a la
desinhibición molecular, haciendo crecer el campo donde probar experiencias nuevas.
Recuerdos de “Pánico y locura en las Vegas”, noches enteras mirando el póster del Che que
a través de la TV se ve como un duende maldito que reza porque alguien se vaya.
La bolsa de clavos que desaparece, las llaves de casa, la pila recargable, el medio 25,
y ninguna puta planta que crece, energía de mierda ronda todos lados, hasta que me enteré
que el cable estaba mal conectado y no hay que dejar que desperdiciemos la juventud.
Más que apología a las drogas, esa especie de mito imbécil entre pseudos artistoides para
creerse que todo se ve más psicodélico, cuando en la calle te muestran el psicotismo, ese
algoritmo de humanos descalabrados que van por senderos utópicos a sus vidas.
Mensajes de texto inconclusos, palabras trasgiversadas que no tienen sentido como:
“Dale papá hablamos (carita feliz)”, ¿Cómo voy a saber si vamos a poder hablar,
no puedo prever cuanto tiempo voy a conquistar, o si mañana me levanto y me encuentro
en una película de Cronenberg donde me salen bichitos de la panza que terminan volviendo a
todos super eróticos, lujuriosos que se cojerian hasta un Ministro de Justicia fachista?
No puedo ver cuando esta frió. Me hiela la sangre, me transmuta las venas y me rompe las
pelotas completamente. Es como si la muerte vomitara detrás de mí. El cartel de Flower Power
se mueve constantemente y me acuerdo del sueño con Carito, ese en que soy súper guapo
y ella súper reprimida, entonces nos miramos a los ojos y la telenovela sigue. Después
resulta ser que su esposo muere y me la encuentro en el casino vestida toda de blanco
fluorescente, y me dice: “¿Por qué no viniste al velorio?”, simplemente no se que responder.
Si te morís es mejor dejar disfrutar al difunto su último momento, y yo no quería invadirlo
con mi energía de: “Que bueno ahora me le tiro a tu esposa”, quizá en una de esas me toca la desgracia por pelotudo.
Dicen que escribir es auto terapia, y también hacer drogas, como Hoffmann, que pudo comprar
una fórmula viajativa para terminar en pie, en fiestas electrónicas con mucha gente en nivel 153 e inclusive el mismo estaba en otros caudales.
También un buen solo de guitarra ayuda a canalizar las cosas que no sirven de mucho.
Tampoco ayuda demasiado con sus melancolías, pero al fin de cuentas la escritura debería
funcionar como una terapia, porque sinceramente tengo profundo temor a develar mis misterios, mis locuras, mis personalidades, mis maldades, mis esquizofrenias, mis malestares, mis viajes astrales a alguien que fuma tabaco feo de pipa, o cruza las piernas en un sillón más soberbio que el mismo estado capitalista. Pero que bien hace la cerveza.
Estoy psicodélico hoy, veo colores donde no debería, huelo a plantas donde más me desespero, y la veo a ella mientras menos la necesito.
Al final de cuentas comienzo a vivir cada día nuevamente pensando en diferentes maneras de cambiar la inercia que producen los dedos, sigo sin embargo encontrándome con la misma justificación de que nada es tan importante como la nada misma. Deseos de arte progresivo me aterran, pensar que tiempo atrás hubiera cazado un rifle al hombro, cargado la bandera de ideales muertos y hubiera salido a pelear contra la dinastía, pero hoy no siento ganas ni siquiera de mentirme a mi mismo con ese estilo de política secundaria.
Juntos o separados vamos hundirnos, pero prefiero decirte todas las cosas que me he guardado todo este tiempo, para mostrarte que quizá mis propuestas sean de lo más escalofriantes, pero tenés que saber lo corta que es la existencia, y si ya la hemos visto tantas veces en los sueños constantes que atormentan y purifican… mejor dejemos la estructura, para poder jugarnos e hundirnos en una enorme laguna y apagar las luces de todo lo que tan arrepentidamente denunciamos, de tantas cosas que nos dijimos sin pensarlo dos veces, voy a curar mis hematomas para mañana llegar a tu departamento con un cigarrillo en la mano y un chocolate en la otra mano, para mostrarte que aún veo, pero sigo sin saber para donde está el camino que deseaba retomar.